El rock argentino es federal. No sé si será
una frase hecha o no. Pero creo que es bastante acertada. En cada rincón de
este extenso país, surgen artistas a cada momento. En cualquier rincón. En la
ciudad, pueblo o lugar donde estemos. En cada barrio. El barrio. El lugar ideal
para el nacimiento de un grupo. Una banda. A partir de una idea, una broma o un
chiste entre amigos, o quizás como un juego, o simplemente por la ganas de
tocar y hacer música puede nacer una nueva banda.
Desde el barrio de Boedo y desde el 2009 se
vienen escuchando sonidos nuevos, que de a poco van ganando cada vez más lugar
en la escena del rock argentino. Bestia Bebé. Como la combinación de algo
grande, monstruoso, gigante y hasta terrorífico con algo más tierno, pequeño y
adorable nace este grupo de “rock barrial” (si se me permite el término), con Tom
Quintans (ex Go Neko!) en guitarra, voz y teclados, Chicho Guisolfi en bajo, Polaco
Ocorso en batería y Topo Topino en guitarra. Digo “rock barrial”. Pero no lo digo
como si fuese un subgénero del rock nacional (hablar de géneros sería más
complicado) sino lo digo como una cuestión de actitud. El retomar el concepto
del barrio, y llevarlo a sus melodías y sus letras. Sus canciones, donde están
presentes la amistad, el futbol, los autos y hasta el amor.
Es difícil hablar de influencias
cuando el sonido es tan auténtico, mucho menos encontrar algunas referencias en
el plano local, quizás se puede escuchar algunos destellos de Wezzer, yéndonos
un poco más lejos.
Y esta autenticidad se ve cuando en
2013, aparece “Bestia Bebe” su primer
LP. Disco que ya desde su portada refleja el barrio, pero sobre todo el
potrero. Una serie de personajes muy disimiles entre sí, todos juntos, formados
cual equipo que recién sale a la cancha, listos para jugar un partido (cualquier
similitud con cualquier campito de Argentina, es pura coincidencia). Canciones futboleras
como “El uruguayo” o “No me importa verte perder” y también historias de esos ídolos,
que tiene cada barrio, al que le cantan “serás siempre para el barrio el gran campeón”
(“Luchador de Boedo”). O el sentimiento
hacia ese auto tan querido, que se refleja en “Wagen del Pueblo” (“Es un
auto nuevo para mí aunque para vos sea viejo, es una máquina total”). La (quizás) interminable y totalmente apta
para corear “Patrullas del terror”, con un final que es imposible no quedarse repitiéndolo
“Noche vagos, patrullas, terror”. Hacen que el primer disco de Bestia
Bebé sea una presentación más que aceptable. Para darle una vuelta de tuerca al
rock local en general. Mostrando que todavía se pueden hacer canciones bien
fogoneras. Una muestra de los años de trabajo hasta el momento y también de lo
que vendría, dos años después.
En el más reciente “Jungla de metal 2” (2015), los riffs
dominan cada una de las canciones y es casi imposible no tentarse de
tararearlos, como también es seguro que sin darse cuenta uno empieza a mover la
cabeza siguiendo el ritmo. Quizás con algunas letras un poco más reflexivas que
los de su anterior material, pero conservando la simpleza en cada una de ellos,
como la de “Jóvenes y viejos” (“y no mucho tiempo después le perdí el interés las
cosas que recuerdo no son para mi”). Pero también siguen estando esos mensajes
directos y claros que siempre saben expresar “No me importa que a mí me vaya
mal, si a vos te va bien” como repiten en “Antártida Argentina” o “Los idiotas”
en donde dicen que: “Dios no está de nuestro lado hoy, Él no cree en los
idiotas".
Aquí las melodías dominadas por
las guitarras que logran su punto máximo cuando explotan casi a lo “Jack White”
alcanzando el máximo clima, y también esas bases bien claras que van definiendo
cada canción. La amistad se vuelve a ser presente en canciones como “Yo estaba
más loco” (“y es verdad que nunca te olvidé y es verdad que ya te perdoné, sos
el único amigo que tendré”) y también hay lugar para la experimentación (“Mis
perros”) donde el mensaje se acentúa por el estallido de guitarras
distorsionadas y arreglos que llenan los espacios de su corta letra de manera
perfecta.
Aire nuevo para el rock. Para
alejarse un poco del virtuosismo, relajarse y ponerse a escuchar buenas
canciones. Bestia Bebé deja claro lo que quiere mostrar. Guitarras dominantes.
Historias de barrio. Amistad. Amor. Esas canciones que a cada uno nos llevan a
pensar en algo o en alguien diferente, especial. Y pensar que le decimos, a ese
alguien, que en un disco de Bestia Bebé hay “una canción escondida que hablaba
de vos”.
"Omar" - Bestia Bebé