Hagamos un juego. Pensemos en una banda de rock. Una que nos
haya cautivado. Una que hayamos visto en vivo. Una que cantemos sus canciones.
Puede ser nueva o alguna que ya esté disuelta. Seguramente cada uno estará pensando
en una diferente. ¿Listo? Arriesgaría a que seguramente, están pensando en
alguna banda formada por hombres. Casi que lo podría firmar.
Hagamos otro juego. Con un poco más de memoria quizás. Los
que alguna vez fueron a un festival de música, o siguen yendo, o lo vieron por
televisión, Internet o en alguna película. Cuántas bandas de mujeres o solistas
femeninas había en el line-up. ¿La mitad de la grilla?, ¿la cuarta parte?, ¿una
sola?... ¿ninguna?
Y es que es así. La sociedad, el mundo del rock, el mercado.
Todo nos llevó a conocer, ver, escuchar, y a veces idolatrar a bandas o
solistas hombres.
Esto lleva a preguntarse. ¿No hubo nunca una banda con
integrantes mujeres capaz de integrar esas grillas de festivales? ¿No existió
una solista femenina en el rock, que fuera capaz de vender muchos discos, de
ser referente para muchas personas que se querían dedicar a la música? ¿No las
hay hoy en día?
Quizás son demasiadas preguntas. Pero hay una respuesta bien
clara. Siempre existieron mujeres tocando rock. Formando bandas. Empuñando un
micrófono, una guitarra, un bajo o golpeando una batería. Y quizás, antes no se
las veía, porque el rock era “cosa de hombres”, entonces quedaban escondidas o puestas
en un segundo plano. Relegándolas al puesto de corista (no por esto menos
importante), pero claramente nunca formando parte decisiva del proyecto
artístico. Con un panorama así, era difícil que alguna joven, ávida de tocar
rock, encuentre alguna referente en el género.
Hoy la cosa cambió. ¿Cambió? ¿Cuántas bandas de mujeres
escucharon en el último año? ¿Y en los últimos cinco años? (Siguen las
preguntas). Sin embargo, están. Existen. Hoy en día, las redes sociales y las nuevas
formas de comunicación, como ciertas plataformas de streaming, permiten hacer más
visibles proyectos artísticos, que antes era más complicado que llegasen a
mostrarse. A ser conocidos. Podemos encontrar todo tipo de proyectos con
integrantes mujeres, en los más diversos géneros musicales. Igual es difícil.
Falta mucho aún. Falta cambiar algunos chips.
Es muy triste y hasta cansador a veces, tener que argumentar
contra el “si no son conocidas, por algo será” o “no las escucho porque no son
tan buenas como las otras bandas” o “no tienen la misma fuerza o sonido que una
banda de hombres”. ¿Estás seguro/a? ¿Todas las bandas formadas por hombres que
escuchás o que suenan te parecen buenas? ¿Todas las bandas de hombres que están
en la grilla de un festival son buenas?… (Más preguntas).
Dejando un poco de lado (aunque no sé si se puede), el por
qué llegan algunas bandas, más que nada de hombres, a tocar en el escenario de
un gran festival, es necesario que se hagan visibles estas bandas con
integrantes mujeres. Que a veces suelen tener muchos años de trayectoria, pero
son discriminadas por distintos sectores. La música no es una cuestión de
género. Son melodías, armonías, ritmos, letras y también sentimientos,
historias de vida, pero sobre todo mucha actitud, que es lo que les sobra a
estas bandas.
Respecto a estos temas y para no ser tan extenso en este
posteo un poco diferente a otros que hay en este Blog, me gustaría mencionar un
par de puntos referidos a esto.
- Hay un reciente proyecto de ley,
presentado en el Congreso de la Nación, que propone un cupo femenino en
festivales de música. Impulsando por un colectivo de artistas (“Más
músicas en vivo”), y acompañado por artistas como Celsa Mel Gowland, Lucy
Patané, Paula Maffía, Patricia Sosa, Hilda Lizarazu, Lula Bertoldi, entre
muchas otras, trata un poco, de achicar esta desigualdad que se da
actualmente en las diferentes grillas de los festivales del país.
En principio,
plantea que: “Los eventos de música en vivo así como cualquier actividad
organizada de forma pública o privada que implique lucro comercial o no y que
para su desarrollo convoquen a un mínimo de tres (3) artistas y/o agrupaciones
musicales en una o más jornadas y/o ciclos, y/o programaciones anuales, deben
contar en su grilla con la presencia de artistas femeninas” El cálculo se
realiza en base a una tabla, en donde dice, por ejemplo, que en el caso de ser
3 artistas programados el cupo femenino es de 1, si son 5 los artistas
programados, el cupo es 2 y “a partir de los diez (10) artistas programados, se
entiende que el cupo femenino se cumple cuando éste represente el treinta por
ciento (30%) del total de artistas solistas y/o agrupaciones musicales de la
grilla”.
Dentro de sus
alcances, establece: “El cupo femenino se encuentra cumplido cuando se componga
por artistas solistas y/o agrupación musical compuesta por integrantes
femeninas y/o agrupaciones musicales nacionales mixtas entendiéndose por estas
a aquellas donde la presencia femenina implique un mínimo del treinta por
ciento (30%) sobre el total de sus integrantes.” Este último porcentaje puede
determinarse de la misma manera que el anterior.
Algo para comenzar
a achicar esa brecha de desigualdad. Lo importante es visibilizar a estas
mujeres, que no solamente son músicas, sino que también son asistentas,
sonidistas, escenógrafas, etc. y trabajan a la par de muchos músicos.
Extraído del sitio "SomosRuidosa.com"
(Auska Ovando - Natalia Suazo - Martina Piña - Francisca Alcalde - Tomás Dintrans)
- Y por
si quedo alguna duda con respecto a los primeros párrafos, o para reforzar esa
idea del desconocimiento que se tiene sobre estas artistas, recomiendo
MUCHÍSIMO el reciente Podcast a cargo de Barbi Recanati, llamado “Mostras del
Rock”, que se puede escuchar en Spotify. 7 capítulos de aproximadamente 20
minutos cada uno, que recorren la historia del Rock a través de las mujeres.
Arrancando desde las primeras décadas de siglo XX, hasta llegar a la década de
los 90. Desde “Mammie” Smith, Roseta Tharpe o Memphis Minnie, a PJ Harvey y
Björk, pasando por Aretha Franklin o Carole King. Relata la historia de estas
mujeres de la música, a veces dejadas de lado por la industria, solo por su
condición de ser mujer. Agregando datos más que interesantes sobre cada una.
Canciones, riffs, letras, historias de vida, autogestión, discriminación y su
aporte al Rock.
Por suerte todo el tiempo aparecen bandas de chicas nuevas y
artistas mujeres nuevas. Con ganas de hacer algo distinto. De sacarle óxido al
rock envejecido de grandes masas. para destaparnos los oídos. Para traer a la memoria, a aquellas músicas
que empezaron el camino hace unos años. Que se plantan arriba de un escenario.
Que hacen canciones. Que tocan. Que cantan. Pero más que nada, que hacen
música.